Bienvenidos al espectro
Toda mi vida viví bajo una máscara que no supe que tenía. Hace alrededor de dos meses me diagnosticaron autismo y TDAH. Fue un antes y un después.
Con esto no busco volverme famoso ni ser influencer, solo darle voz a mis palabras y que si alguien se siente igual, no se sienta solo. Y que si alguien que no pasa lo mismo lo lee, pueda entenderlo para hacer de la vida cotidiana algo agradable para todos. Si, todos.
Los autistas somos raros, pero a mi me encanta mi rareza. Estoy descubriendo muchas cosas de mi pasado (de toda mi vida) y mi presente que hoy tienen el verdadero sentido. Hoy puedo entender porqué me pasan muchas de las cosas que me pasan a diario.
Cuando fui diagnosticado con autismo la máscara se cayó sola. Me convertí en la persona más auténtica, con sus partes malas y sus partes buenas que conozco. No miento, no oculto información, no tengo miedo de preguntar. Sigo mi ritmo. A veces va muy rápido, a veces necesita varios días enteros para regularse.
Es que más allá del concepto de rareza, biológicamente nuestro cerebro es distinto. No hay un autista igual a otro, pero considero que todos merecemos ser tratados con el mismo respeto y comprensión. Las discapacidades invisibles muchas veces son menospreciadas, no creídas por un otro que no te conoce, y, a veces, lamentablemente maltratadas.
Basta mencionar un ejemplo que me pasa siempre cuando viajo en colectivo. Cuando viajo con mis tapones aislantes de sonido la gente suele ser un poco más comprensiva, algunos me miran pero yo no los miro, no los quiero mirar, no quiero hablar con nadie, muchas veces intento para pedir el asiento, porque necesito viajar tranquilo y no me sale la voz. Así que esta es una de las razones por la cual hace tanto tiempo tengo ganas de escribir este blog. Si se hace viral, famoso, lo que sea, bueh, repito: no es mi meta principal ser YO el famoso, pero si esto se llega a divulgar y causa conciencia y comprensión siento que cumplí mi misión.
A veces, la mayoría de las veces, salto de un tema a otro sin darme cuenta, no lo controlo. A veces interrumpo, otras soy interrumpido y nadie se da cuenta que quiero decir algo. Muchas veces las personas que me rodean, sin intenciones de hacerlo, me desregulan sensorial y emocionalmente.
Los autistas tendemos a procesar las cosas de una manera diferente, muy diferente. Puedo darles un ejemplo bastante común: no entendemos el sarcasmo ni la ironía. Si hay indirectas, no las cazo. Si hay un chiste, no lo entiendo, no me parece gracioso. Hasta a veces me lo tomo personal como una burla cuando no lo es. Mi psicólogo me explicó algo así como que nosotros (los autistas) tenemos habilitado en nuestros cerebros el canal de información explicita, es decir, entendemos lo literal, pero lo que juega con dobles sentidos, lo implícito, no está desarrollado en nuestros cerebros.
Recuerden, siempre que escriba o hable sobre autismo lo hago desde mi experiencia vital, no lo tomen como una generalización totalizadora. No hay un autista igual a otro.
Hermoso todo lo que contás ✨✨✨
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